Dos décadas de deterioro social: se duplicó la cantidad de villas en Corrientes

LA POBREZA QUE SE ACENTUÓ CON EL NUEVO SIGLO Creció un 53% desde el año 2000. Hoy comprende 26.000 hogares, el 60% de esa población no llega a los 30 años. Las mujeres son mayoría.

Las estadísticas muestran un cuadro social dramático en el país, pero los gobiernos no le prestan atención, ocu­parse del tema importaría como primer paso reconocer que han fracasado en la ges­tión. Y aunque el resultado es indiscutible, los inquili­nos del poder en la Nación y las provincias, se empe­ñan en lecturas parciales, interpretaciones antojadizas que los pongan a salvo de la responsabilidad. Miopía po­lítica, un síndrome que se aceleró a la par del deterioro social desde la llegada del nuevo siglo. La relación en­tre uno y otro factor es pro­porcional: a más derrumbe, más ceguera.

El hecho es que en línea con los reportes del Obser­vatorio de la Deuda Social que periódicamente difun­de la Universidad Católica Argentina (UCA), Unicef publicó recientemente un informe que señala que en Argentina 2 de cada 3 perso­nas son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos como la educación o la protección social. No tie­nen acceso a una vivienda o un baño adecuado; les falta electricidad o agua o la con­siguen clandestinamente. Son las condiciones de mar­ginalidad en la que cada vez vive más gente. 

Las mediciones del Insti­tuto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dice que siete de cada diez niños y/o adolescentes se encuentran bajo la línea de pobreza. Hay trabajadores formalizados, en esa situación.

El drama atraviesa toda la geografía nacional, ningún distrito está a salvo. Corrien­tes también chapalea en ese pantano que se comenzó a agrandar desde el año 2000, con la inauguración del siglo 21 y un modelo político en la provincia.

El mejor reflejo del derra­pe social en el país es quizás el relevamiento que realiza el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap) que en diciembre de 2023 entregó el último informe actualizado. De ese estudio surge que hay 6.467 barrios populares, vi­llas y asentamientos de todo el país, que en total ocupan una superficie tres veces más grande que la Ciudad de Buenos Aires. En conjunto alberga a más de 5 millones de personas, el 12% de la po­blación total del país.

El número de "barrios po­pulares" se quintuplicó en los últimos 20 años, en algu­nas provincias el crecimien­to fue moderado, pero en otros distritos hubo un salto exponencial. En la provincia de Corrientes se duplicó la cantidad de asentamientos desde el año 2000 a la ac­tualidad. 

El 53% de los barrios de emergencia que existen en la provincia se formaron desde el 2000 al 2020.

El informe del Renabap (que funcionaba en la órbita del Ministerio de Desarro­llo Social) consigna que en la provincia de Corrientes hay 257 barrios registrados que comprenden a 26.465 viviendas. El conglomerado es heterogéneo y alberga a 29.163 familias aproximada­mente, las condiciones de hábitat son muy deficientes.

La radiografía que hizo el Registro Nacional de Barrios Populares de la situación de esos núcleos poblacionales en Corrientes arroja que el 60% de la población no llega a los 30 años. Si se le agrega el segmento etario de 30 a 40 años, suman el 77% del total de los habitantes de las villas. 

Discriminado por rango etario, la composición es la siguiente: de 0 a 9 años el 16,2%; de 9 a 19 años el 23,2% (que es el segmen­to mayoritario); de 19 a 29 años el 21,2% y de 29 a 39 años el 16,7%. Es decir, que la mayoría de los habitantes de los asentamientos, donde predomina la pobreza, son jóvenes. La población eco­nómicamente activa.

Otro dato contundente que aporta el Renabap: de las 29.000 familias que viven en "barrios populares" el 90,8% son monoparentales con responsable femenino. Con­clusión: mujeres jóvenes, solas, al frente de un hogar, seguramente con hijos.

Esta es la realidad de Corrientes, que no difiere sustancialmente de otras provincias y del país. Se de­rrumbó en los últimos 20 años, cuando aquí y en el país se diagramó una nueva lógica de poder, con mucha anteojera.